Óscar Glottman es un arquitecto y diseñador de interiores que no se rige por los parámetros establecidos por su profesión. Este colombiano que vive desde hace 35 años fuera del país se reinventa con cada proyecto que realiza buscando siempre la manera de integrar la arquitectura y el diseño para que existan de manera natural y no forzada.

Cada uno de los trabajos y remodelaciones de Óscar Glottman tienen su sello personal y aunque no le gusta ser encasillado muchos los clasifican como vanguardistas: “Me reconocen porque mis proyectos son de una tendencia contemporánea, pero no quiero limitarme a decir que solo hago ese tipo de proyectos, he hecho algunos más clásicos e históricos”. En cuanto a los materiales que utiliza, señala:
 
“Prefiero los nuevos que han sido realizados con tecnología avanzada o que marquen el paso al futuro y faciliten evolucionar en las posibilidades del diseño”.

Glottman llegó a Estados Unidos en 1975, estudió arquitectura en la Universidad de Miami y en 1988 se graduó; gracias a un intercambio tuvo la oportunidad de estudiar en Londres y Venecia y a finales de los años noventa comenzó a introducirse en el mundo del diseño interior. “Después de haber hecho varios proyectos de arquitectura en Miami, empecé a ser cotizado para proyectos de diseño interior; entonces abrí un showroom de objetos de diseño”, comenta.

Entre sus trabajos más reconocidos se encuentra Fisher Island Residence, en el que Glottman incorporó una serie de elementos naturales del sur de la Florida con conceptos modernos; en esta casa también sobresale una extensa colección de arte. Lo primero que hizo fue estudiarlo en términos de los requerimientos universales de la funcionalidad, la comodidad, la circulación y los patrones naturales de la luz; luego empezó a componer cada uno de los elementos de manera independiente. Parte del trabajo que identifica a Glottman es la implementación de paredes convertibles, sistemas de puertas de vidrio que brindan fluidez a los espacios y muebles que se adaptan en diferentes formas.

La iluminación es otro factor importante en el diseño interior de esta residencia, que en algunas zonas está empotrada para que no se vea y para que se refleje en otras superficies. De esta forma, las obras de arte adquieren un carácter protagónico.

Marina Blue Residence es otro de sus innovadores proyectos. Este apartamento, ubicado en el centro de Miami, en un piso 49, fue remodelado completamente por Óscar Glottman. El inmueble sufrió un cambio extremo: se demolieron los muros, la cocina, los baños y los dos dormitorios para, desde cero, comenzar a crear un concepto más flexible y minimalista. “Yo me encargué de todo lo que hay en estos espacios, del diseño arquitectónico, de la implementación de la obra y de la adquisición de todos los productos que salieron de mi almacén”.

“La luz artificial se implementó en muy pocos lugares, lo que posibilita que sea la luz natural la que predomine en este loft.”

El baño fue rediseñado completamente y transformado en un espacio abierto no convencional. El número de clósets es mínimo, permitiendo que la parte más importante de la estructura del edificio sea visible.

En las habitaciones predominan el color blanco y los colores tierra, que crean una atmósfera relajante. Las pinturas y esculturas, presentes en toda la casa, pretenden desdibujar los límites entre la vida y el arte, tema central del proyecto.

La paleta de materiales está compuesta por hormigón, vidrio, yeso y mármol; los muebles, de dimensiones compactas y de poca altura, acentúan la sensación de vacío y de amplitud que permiten el paso de la luz natural a través de sus grandes ventanas. A Glottman lo inspiran muchas cosas y eso se refleja hasta en el detalle más simple: “Yo diría que lo más importante es tener un cliente educado o receptivo y con mucha disponibilidad de aprender acerca de lo que son las posibilidades del mundo de la arquitectura, el diseño y el arte en general”.